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La «chispa» a partir de la que surgió la novela Ontromus saltó a raíz de un concurso organizado por la Casa de la Juventud de mi pueblo natal, Aracena, en el año 2011. Se trataba del típico concurso de relatos de temática libre. Sin embargo, este certamen captó mi atención en seguida debido a que el ganador sería condecorado con un premio muy original: el rodaje de un cortometraje basado en la historia de su relato.

 

Por tanto, me puse manos a la obra y comencé a rebuscar en mi “baúl de las ideas” en busca de alguna que pudiese adaptarse a aquel concurso tan tentador. Hacía tiempo que las primeras ideas que más adelante consolidarían la historia de Ontromus habían comenzado a rondar por mi cabeza; sin embargo, en aquel momento no eran más que eso: simples ideas, esbozos sin forma de una historia que necesitaban que alguien los hilase para empezar a tener sentido.

 

 Recuerdo que el primer concepto claro que tuve de la historia fue la relación existente entre Estela y Ontromus. Esa relación —ni siquiera un nombre, un rostro o incluso un sexo; tan sólo una relación y los sentimientos que ésta generaba— fue lo suficientemente sólida como para constituir el puente entre un cúmulo de ideas inconexas y la historia a la que finalmente dieron forma.

 

Tuve algunas dificultades a la hora de adaptar la historia que había pensado a las bases establecidas para el concurso. Además de la longitud máxima de páginas —ese viejo archienemigo— tuve que cortar mis propias alas a la hora de diseñar la sucesión de acciones, dado que debía tener en mente en todo momento que, si la historia ganaba el concurso, sería adaptada a la pantalla: no debía presentar unas escenas demasiado complicadas a la hora de reproducirlas, pues sabía que no se contaba con un presupuesto que pudiese cubrir ideas que requiriesen, por ejemplo, grandes efectos especiales para llevarlas a la pantalla.

 

Finalmente pude terminar el relato a tiempo y adaptarlo a las bases del concurso. Aquel cuento de 8 páginas fue el primer boceto de la historia que Ontromus llegó a ser finalmente un par de años después. Tuve la suerte de ganar el concurso, y durante los siguientes años se me brindó la oportunidad de participar en un proyecto único: dar vida a una historia ideada por mí. Hasta el día en que se puso punto y final a aquel experimento, asistí a varios episodios de rodaje y también colaboré en la adaptación del relato a guión cinematográfico. La verdad es que fue una experiencia inolvidable que culminó en un bonito estreno en la Semana de Cine de Aracena (abril de 2013). El cortometraje se proyectó en pantalla grande y quedé muy contenta con el resultado.

 

A raíz del estreno, numerosas personas me preguntaron dónde podían conseguir el relato original. Previamente había pensado en colgar el texto en internet para que todos pudiesen leerlo. Sin embargo, pronto comencé a reconsiderarlo; no estaba segura de querer mostrar aquel primer relato tal y como lo había presentado al concurso en 2011. Me tentaba mucho más la idea de escribir la historia al completo, sin límites de extensión ni recursos: la historia que realmente había pensado.

 

Y así fue como comencé a trabajar de nuevo en el texto que llevaba abandonado desde 2011, reescribiéndolo casi por completo hasta darle la forma que desde un principio había querido. Esa fue la versión que terminé editando y que ahora se encuentra disponible para todo aquel que sienta curiosidad por mi primera obra publicada.

Cómo nació Ontromus

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